Blog > Atención inicial en emergencias por trauma: lo esencial para el manejo del paciente politraumatizado

El manejo del paciente politraumatizado es uno de los retos más complejos en medicina de urgencias. Este tipo de pacientes suelen presentar múltiples lesiones que requieren atención simultánea y rápida, lo que demanda un equipo bien coordinado y una evaluación sistemática. A continuación, repasamos los aspectos esenciales para la atención inicial en casos de trauma grave.

Evaluación y manejo de la vía aérea

Una de las prioridades en el manejo del paciente politraumatizado es asegurar una vía aérea permeable. En muchos casos, los pacientes requieren intubación endotraqueal temprana. Para esto, es vital revisar si existen obstrucciones por secreciones, sangre o vómito, y si hay algún trauma facial, como fracturas nasales o lesiones de Lefort, que puedan complicar la intervención.

El uso de dispositivos avanzados, como mascarillas laríngeas o tubos extraglóticos, es una opción importante en casos de dificultad respiratoria. Además, es crucial no retrasar la apertura manual de la vía aérea, especialmente si hay sospecha de lesión cervical.

Evaluación de la ventilación y la circulación

La ventilación efectiva es otro pilar fundamental en la estabilización del paciente. Se debe verificar la calidad y la frecuencia de las ventilaciones, asegurándose de que el paciente esté saturando entre 92 y 94%. Además, la colocación de una mascarilla con alto flujo de oxígeno puede ser necesaria en ciertos casos.

En cuanto a la circulación, es importante realizar una exploración física rápida y completa, buscando hemorragias ocultas o signos de shock. En pacientes inestables, la prioridad es detener hemorragias graves mediante la aplicación de presión directa, empaquetamiento de heridas y, si es necesario, la colocación de un torniquete certificado proximal.

Hemorragias y el uso de torniquetes

El control de las hemorragias es clave para evitar que el paciente entre en shock. Existen varios métodos para detener el sangrado: presión directa durante cinco minutos, empaquetamiento con gasas impregnadas de hemostáticos como el

Celox Rapid o Chito-R, y la colocación de torniquetes en casos graves.

Los torniquetes deben colocarse correctamente, cuatro dedos por encima de la herida, y nunca sobre articulaciones. Si la hemorragia no se detiene con el primer torniquete, se puede colocar un segundo más proximal al torso.

Tratamiento del shock

El shock hipovolémico es una complicación común en el paciente politraumatizado. La clasificación del shock por pérdida de volumen es esencial para determinar el tratamiento adecuado. La reposición de líquidos se puede iniciar con soluciones como el ringer lactato o solución salina tibia, administrando bolos de 250 ml cada 15 minutos, con un límite de un litro en la primera hora. Las metas de presión arterial son mantener una tensión arterial sistólica de al menos 90 mmHg.

 Conclusión

El manejo de un paciente politraumatizado requiere rapidez, precisión y una intervención coordinada. Asegurar la vía aérea, garantizar una ventilación adecuada y controlar las hemorragias son los pilares fundamentales en la atención inicial. Solo un equipo bien entrenado y organizado puede asegurar una estabilización eficaz en estos casos críticos.

Referencias:

  1. Matesanz, R. (2018). Manejo inicial del paciente politraumatizado. Rev Med Urgencias, 30(2), 123-135.
  2. Díaz Santos, R. (2019). Control de hemorragias en emergencias prehospitalarias. Trauma y Urgencias, 27(1), 45-60.
  3. Fernández, P. (2020). Guía de manejo de shock hipovolémico en pacientes con trauma. Medicina Crítica, 25(4), 405-420.

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