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Ictericia y pruebas de funcionamiento hepático: cómo abordar su diagnóstico

03 Nov, 2025 4 min de lectura

Introducción

La ictericia es un hallazgo clínico frecuente en la práctica médica y su interpretación puede ser compleja, ya que múltiples patologías pueden causarla. De igual forma, las alteraciones en las pruebas de funcionamiento hepático (PFH) no siempre significan enfermedad grave, pero requieren un abordaje ordenado para identificar la causa y determinar la gravedad del daño hepático.

¿Qué incluyen las pruebas de funcionamiento hepático?

El perfil hepático reúne varios indicadores que ayudan a detectar y caracterizar la lesión hepática:

  • Transaminasas (AST y ALT): reflejan daño hepatocelular.
  • Fosfatasa alcalina (FA): marcador sensible de colestasis.
  • GGT y 5’-nucleotidasa: útiles para confirmar el origen hepático de la FA.
  • Bilirrubinas (total, directa e indirecta): diferencian entre hiperbilirrubinemia conjugada o no conjugada.
  • Albúmina y tiempo de protrombina (TP/INR): reflejan la capacidad funcional del hígado y tienen valor pronóstico.

Ejemplos clínicos frecuentes

En la práctica médica, los hallazgos de laboratorio deben siempre interpretarse junto con la historia clínica y la exploración física. Algunos escenarios típicos incluyen:

  • Daño hepatocelular por fármacos: medicamentos como los antituberculosos o la fenitoína pueden inducir toxicidad hepática y causar elevación marcada de transaminasas.
  • Colestasis intrahepática autoinmune: enfermedades como la cirrosis biliar primaria pueden presentarse con aumento de fosfatasa alcalina y GGT, sin obstrucción de la vía biliar.
  • Hepatopatía alcohólica: el consumo crónico de alcohol suele asociarse a un patrón AST/ALT característico y puede evolucionar hacia cirrosis.
  • Colestasis obstructiva: tumores pancreáticos o coledocolitiasis pueden obstruir la vía biliar y producir ictericia con elevación de bilirrubinas y FA.

Estos ejemplos reflejan que un mismo hallazgo, como la ictericia, puede deberse a múltiples causas con pronóstico muy distinto.

Abordaje clínico y diagnóstico

El enfoque inicial debe considerar:

  1. Historia clínica dirigida: uso de medicamentos, consumo de alcohol, transfusiones, factores de riesgo para hepatitis virales, viajes recientes, antecedentes familiares.
  2. Exploración física: búsqueda de estigmas hepáticos (ascitis, ginecomastia, nevos en araña, anillo de Kayser-Fleischer, entre otros).
  3. Clasificación del patrón de daño:
    • Hepatocelular: ALT/AST elevadas, ALT > AST en la mayoría de hepatopatías, AST > ALT en hepatopatía alcohólica.
    • Colestásico: FA y GGT elevadas, con o sin hiperbilirrubinemia.
    • Mixto: elevación conjunta de transaminasas y FA.
    • Hiperbilirrubinemia aislada: directa o indirecta, según el caso.
  4. Estudios complementarios: ultrasonido de hígado y vías biliares, serologías virales, autoanticuerpos, estudios de hierro, entre otros.
  5. Evaluación de la gravedad: TP prolongado, INR elevado o encefalopatía son criterios de falla hepática aguda, lo que requiere referencia inmediata a un centro especializado o de trasplante.

Conclusión

El estudio de la ictericia y de las pruebas de funcionamiento hepático requiere un abordaje integral y sistemático. Identificar el patrón de daño, valorar la historia clínica y apoyarse en estudios complementarios permite orientar el diagnóstico y establecer la conducta adecuada.

Recordemos que no todas las alteraciones significan una enfermedad grave, pero algunas pueden poner en riesgo la vida y necesitan atención inmediata.

Referencias bibliográficas:

Kwo, P. Y., Cohen, S. M., & Lim, J. K. (2017). ACG clinical guideline: Evaluation of abnormal liver chemistries. The American Journal of Gastroenterology112(1), 18–35. https://doi.org/10.1038/ajg.2016.517

Tapper, E. B., & Lok, A. S.-F. (2017). Use of liver imaging and biopsy in clinical practice. The New England Journal of Medicine377(8), 756–768. https://doi.org/10.1056/NEJMra1503514

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